Un Viernes Santo sin el Papa en el Coliseo
El tradicional Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma tuvo un matiz especial este año: por tercera vez consecutiva, el papa Francisco no estuvo presente físicamente debido a su frágil estado de salud. Sin embargo, su ausencia no fue sin voz. El Pontífice, de 88 años y aún convaleciente tras una neumonía reciente, escribió personalmente las meditaciones que acompañaron el emotivo rito, dejando un fuerte mensaje espiritual y social.
Desde la inclusión hasta la crítica a la economía global, Francisco no esquivó ningún tema. “Dios salva a todos, todos, todos”, repitió en uno de los tramos más conmovedores, aludiendo a una Iglesia desgarrada pero capaz de recobrar su fraternidad. También apuntó contra lo que llamó una “economía deshumana”, basada en algoritmos y cálculos fríos, donde uno solo no vale tanto como el resto. “La ley de tu casa, economía divina, es otra”, escribió.
Durante la ceremonia, en la que miles de fieles sostuvieron velas encendidas frente al Coliseo, la cruz fue portada por migrantes, voluntarios y personal sanitario, y las reflexiones del Papa invitaron a rezar por quienes se sienten fracasados, por los marginados y por quienes han caído. “Tu camino, Jesús, es el camino de las Bienaventuranzas: no destruye, cultiva, repara y protege”, subrayó en la tercera estación del calvario.
Francisco también hizo énfasis en el rol de las mujeres, destacando su sensibilidad y conexión especial con Dios, y cerró sus palabras con un fuerte llamado a la paz global, en la estación que recuerda la sepultura de Jesús. “Llévanos a todos a la paz del sábado”, pidió.

Cercano a los más olvidados
A pesar de su debilidad, el Papa no quiso pasar por alto el Jueves Santo. En un gesto cargado de simbolismo, visitó la cárcel de Regina Coeli en Roma, donde se reunió con unos 70 internos. No pudo repetir el tradicional lavatorio de pies, pero expresó su cercanía: “Este año no puedo hacerlo, pero quiero estar cerca de ustedes”.
La visita, que duró media hora, incluyó una salida breve para hablar con periodistas. Fiel a su estilo, el Papa respondió con humor cuando le preguntaron cómo se sentía: “Sentado”, bromeó. Luego, más serio, compartió una reflexión ya habitual en sus encuentros con reclusos: “Cada vez que entro a una cárcel me pregunto: ¿por qué ellos y no yo?”.
Una Semana Santa vivida “como puede”
El Papa, que desde su época de arzobispo en Buenos Aires eligió pasar estas fechas en lugares de dolor, mantiene esa línea desde el Vaticano. Esta vez no pudo presidir tampoco la liturgia de la Pasión del Señor en San Pedro, delegando la celebración en el cardenal Claudio Gugerotti.
Aun así, su voz resonó con fuerza. En palabras sencillas y profundas, Francisco resumió su vivencia de esta Semana Santa: “La vivo como puedo”.

