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Trump vuelve a cuestionar la investigación sobre Rusia y apunta contra Obama

El presidente estadounidense Donald Trump reavivó este martes sus ataques contra la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016. Desde la Oficina Oval, acusó nuevamente, sin pruebas, al expresidente Barack Obama y a otros exfuncionarios de haber cometido traición, en respuesta a un nuevo informe elaborado por su directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard.

El informe, discutido de manera informal por el gobierno, minimiza el papel de Rusia en la manipulación directa de sistemas electorales, aunque no niega otros métodos de interferencia ampliamente documentados, como el hackeo y filtración de correos demócratas y campañas de desinformación en redes sociales.

La respuesta de Obama y críticas demócratas

La oficina de Obama respondió de forma inusual. Su portavoz, Patrick Rodenbush, calificó las declaraciones de Trump como “ridículas” y “un débil intento de distracción”.

Demócratas como el senador Mark Warner y el congresista Jim Himes cuestionaron el informe de Gabbard, acusándolo de estar políticamente motivado y de intentar desacreditar los hallazgos previos de la comunidad de inteligencia, que confirmaron la interferencia rusa en 2016.

Trump también repitió acusaciones infundadas contra figuras como Hillary Clinton, James Comey, James Clapper y John Brennan. Los mencionó como parte de una supuesta conspiración, sin que existan cargos formales ni pruebas que lo respalden. Además, denunció la situación como una «cacería de brujas», incluso cuando fue consultado sobre la causa que involucra a Ghislaine Maxwell, exasociada del condenado Jeffrey Epstein.

En paralelo, sectores de su base presionan para que divulgue más información sobre el caso Epstein, aunque Trump afirmó no seguir el tema y negó haber tenido relación con los delitos del empresario.

La investigación

La investigación original sobre la injerencia rusa, encabezada por el fiscal especial Robert Mueller, concluyó que el Kremlin sí intervino en las elecciones de 2016 y que la campaña de Trump recibió esa ayuda con agrado, aunque no se encontraron pruebas suficientes para acusar de conspiración criminal. Otros informes del Congreso, incluso bajo liderazgo republicano, llegaron a conclusiones similares.

El nuevo intento del equipo de Trump de reinterpretar estos hechos coincide con un contexto electoral y con un esfuerzo por movilizar a su base más fiel.

 

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