Tras el revés en el Senado, Milei endurece su postura y rompe puentes con gobernadores
La Casa Rosada descartó convocar a los mandatarios provinciales tras la aprobación de leyes que impactan en el gasto público. El Presidente sostiene que fue traicionado por sus ex aliados y asegura que buscará frenar las nuevas leyes con vetos y apoyo parlamentario.
Luego del sorpresivoresultado en el Senado el día de ayer, donde se aprobaron tres leyes con fuerte impacto fiscal —el aumento a jubilaciones, la reactivación de la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad— el Gobierno nacional descartó por completo cualquier convocatoria a los gobernadores. En la Casa Rosada consideran que hubo una «traición» por parte de los aliados provinciales, y atribuyen el resultado a una maniobra política del kirchnerismo, que habría buscado desestabilizar el programa económico libertario en plena antesala electoral.
Pese a gestos previos de ciertos mandatarios comoLeandro Zdero o Rogelio Frigerio, que evitaron acompañar las iniciativas opositoras, la aprobación de las leyes encendió la ira del oficialismo. La respuesta del Presidente Javier Milei fue tajante: no habrá mesa política con las provincias. Según fuentes del Ejecutivo, los gobernadores estarían intentando aprovechar su última oportunidad de influir en la agenda legislativa antes de un eventual cambio en la composición del Congreso tras las elecciones de octubre.
Durante la jornada posterior a la votación, el gabinete nacional evitó cualquier autocrítica por el manejo político que derivó en este nuevo conflicto con los mandatarios. Desde el entorno más cercano de Milei, pasando por Karina Milei y los asesores Menem y Caputo, nadie asumió responsabilidad por el escenario adverso. Por el contrario, se reafirmó la línea dura: sostener el veto presidencial con apoyo en Diputados y, de ser necesario, acudir a la Justicia para bloquear la implementación de las leyes sancionadas.
En paralelo, el Presidente reiteró su desconfianza hacia sectores que, hasta hace poco, formaban parte de su alianza. Desde la Bolsa de Comercio, volvió a hablar de «traición» y dejó entrever que fue víctima de una jugada política para desestabilizar su gestión. Aseguró, sin nombrar a nadie, que quienes lo traicionaron «clavaron un puñal por la espalda» y anticipó que, aunque vetará las leyes, buscará prolongar el proceso judicial hasta que el nuevo Congreso —donde espera tener mayoría— le permita desactivar estas normas.

