Toda la región celebra hoy a su Patrona: Virgen de Itatí
Las raíces de esta devoción mariana se remontan al siglo XVI, cuando los misioneros franciscanos llegaron a estas tierras en 1528, gobernadas por el cacique Yaguarón, de una tribu guaraní. Yaguarón controlaba una vasta porción del área alrededor del río Paraná (actualmente conocido como Alto Paraná en la provincia de Corrientes).
Los franciscanos trajeron consigo una bella imagen de la Inmaculada Concepción y la colocaron en un sencillo oratorio construido por ellos mismos. Este sería el primer oratorio de muchos dedicados a la Madre de Dios en la zona. Sin embargo, el asentamiento fue atacado por un gran grupo de nativos y el oratorio fue destruido. Al finalizar el ataque, los frailes descubrieron que la imagen de la Virgen había desaparecido sin dejar rastro.
Poco después, un grupo de indígenas convertidos al catolicismo encontró la Virgen en la selva, cerca del río Paraná, sobre una ‘piedra blanca’, que en guaraní se llama ‘itatí’. El hallazgo fue considerado milagroso, ya que quienes la vieron describieron un extraño brillo alrededor de la imagen y una melodía hermosa en el aire.
Después de estos eventos, la imagen fue regresada a su ubicación original, pero desapareció en dos ocasiones más, hasta ser localizada nuevamente sobre la misma piedra blanca. Las rocas de este tipo generalmente son de piedra caliza, conocida en guaraní como itá morotí. A partir de entonces, la Virgen Inmaculada comenzó a ser conocida como ‘Virgen de Itatí’. Convencidos de que la Madre de Dios les estaba indicando que debía ser venerada en ese lugar, los franciscanos se trasladaron allí, fundando posteriormente un poblado que se llamó ‘La Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí’.
Entre los misioneros, Fray Bolaños y Fray Alonso de San Buenaventura realizaron significativas labores evangelizadoras con los indígenas gracias a la intercesión de la Virgen. Posteriormente, se llevaron a cabo la construcción del templo y la casa parroquial.
Un siglo después, se levantó un nuevo oratorio cerca del río, en una zona más poblada, lo que llevó a la fundación del municipio de Itatí el 7 de diciembre de 1615. A partir de este momento, comenzaron a ocurrir otros milagros, incluyendo un evento conocido como la ‘transfiguración de la Virgen’, atestiguado por Fray Luis de Gamarra, quien describió el rostro de la Virgen como impresionante, linda y hermosa. Esta transfiguración se repitió en varias ocasiones, acompañada de una melodía celestial.
La devoción hacia la Virgen de Itatí creció con el tiempo, apoyada por los agradecimientos de los lugareños que le atribuían numerosos milagros, como curaciones y protección ante desastres naturales. Sin embargo, la paz se vio interrumpida en 1748 con un ataque de tribus abipones. Cuando estas tribus intentaron atacar la ciudad, un milagro ocurrió: el suelo se abrió formando una zanja que les impidió avanzar, lo que aterró a los invasores y los llevó a huir. Tras el incidente, los locales fueron al santuario para agradecer a la Virgen su protección.
En 1768, el jesuita Fray José Antonio de Acosta construyó un sexto templo a la Virgen de Itatí, donde actualmente se ubica la Basílica y el Museo de Arte Sacro. Hoy, esta Basílica es una de las más relevantes de la región, atrayendo a devotos de Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, quienes viajan desde lejos para honrar a la Virgen. El 16 de julio de 1900, el Papa León XIII coronó a la Virgen de Itatí en una ceremonia presidida por el obispo de Paraná, Mons. Rosendo de la Lastra y Gordillo.
La imagen de la Virgen de Itatí, elaborada en madera y de 1,26 metros de altura, tiene cabello negro y piel ligeramente morena; se la representa de pie sobre una media luna, con las manos juntas sosteniendo un rosario, vestida con una túnica azul y cubierta con una mantilla blanca, sostenida por una corona dorada estilo renacentista, adornada con amatistas y topacios. El 23 de abril de 1918, la Virgen de Itatí fue proclamada Patrona y Protectora de las provincias de Corrientes y Misiones en Argentina.

