Según un informe, el 29% de los asalariados usará el aguinaldo para pagar deudas
La segunda cuota del Sueldo Anual Complementario (SAC) de 2025 llega en un escenario económico donde el poder adquisitivo sigue golpeado y la clase trabajadora enfrenta mayores restricciones financieras. El aguinaldo, lejos de significar un alivio o la posibilidad de un gusto personal, se transforma este año en una herramienta para “tapar agujeros”.
Un informe de la consultora Focus Market, basado en 3.875 casos, reveló que el 29% de los asalariados registrados destinará el aguinaldo a pagar deudas, un salto de 16 puntos porcentuales respecto a 2024, cuando la cifra era del 13%.
Los analistas señalan que el SAC dejó de ser un ingreso complementario para convertirse en un recurso imprescindible para sostener la economía familiar, especialmente en sectores medios que arrastran compromisos financieros.
Caída del consumo y prioridades defensivas
El estudio confirma una orientación “conservadora” del gasto:
Vacaciones: cayeron del 26% al 19%, reflejando que más familias resignan descanso para equilibrar cuentas.
Inversión financiera: la compra de acciones bajó del 23% al 19%, y la compra de dólares del 16% al 12%.
Stockeo y plazos fijos: prácticamente desaparecen, con apenas 1% y 2% respectivamente.
La menor inflación y un dólar más estable reducen la urgencia por anticipar consumos, pero no alcanzan para compensar la pérdida acumulada del salario real, que en provincias como el Chaco sigue profundizándose.
Un aguinaldo que ya no alcanza
El comportamiento del gasto deja al descubierto un dato que el Gobierno intenta minimizar: los trabajadores siguen sin recuperar el poder adquisitivo perdido, y el aguinaldo ya no es una oportunidad de ahorro o consumo, sino un salvavidas financiero.
Mientras se habla de “orden macroeconómico”, lo que muestran los datos es la fragilidad creciente de los ingresos familiares y la dependencia del aguinaldo para evitar el atraso en tarjetas, préstamos o servicios básicos.

