Economia 

Récord por ventas de soja: el Gobierno sumó USD 1.000 millones y gana aire fiscal

El cierre de junio trajo un ingreso récord de retenciones para el Estado argentino: USD 1.032 millones, producto de la aceleración de las ventas al exterior de soja y maíz ante el fin del período de alícuotas reducidas. Esta cifra se convirtió en un margen fiscal clave para el Gobierno de Javier Milei de cara al segundo semestre.

Durante el primer semestre del año, el agro aportó USD 18.100 millones, equivalente al 56% de los USD 32.070 millones que se proyectan para todo 2025, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Esta dinámica estuvo impulsada por la rebaja temporal de retenciones, vigente desde fines de enero hasta junio, que redujo la presión fiscal sobre los granos gruesos. Sin embargo, en julio las alícuotas volvieron al 33% para soja y 12% para maíz, lo que provocará una caída en el flujo de liquidaciones en los próximos meses.

Las declaraciones juradas de ventas al exterior se dispararon en las últimas semanas de junio, con USD 6.500 millones declarados, casi el triple del promedio histórico, según Adcap Grupo Financiero. Este comportamiento refleja la típica estrategia especulativa de los agroexportadores, que esperan condiciones más favorables antes de vender.

Pese a la mejora fiscal, el impacto en la producción futura podría ser negativo. CREA alertó que con retenciones al 33%, el cultivo de soja de primera sería inviable en el 80% de la superficie agrícola, y solo con una eliminación del tributo se volvería rentable en casi toda el área sembrada.

La recaudación récord de junio representó 1,2 billones de pesos, equivalente al 17% del superávit total proyectado para 2025. Este ingreso mejora los números fiscales del semestre, pero no se repetirá en la segunda mitad del año, ya que se trató de un adelanto de exportaciones por parte del campo.

Aunque el Gobierno insiste en que su objetivo es reducir impuestos, aún no presentó una hoja de ruta concreta. El adelanto del Presupuesto 2026 enviado al Congreso no contempla rebajas en retenciones, lo que indica que el esfuerzo fiscal para mantener el superávit primario (previsto en 2,2% del PBI) seguirá recayendo en estos tributos.

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