Murió José “Pepe” Mujica, símbolo de la izquierda latinoamericana
El expresidente uruguayo falleció a los 89 años tras luchar contra un cáncer. De guerrillero a jefe de Estado, fue un referente de la austeridad, la resiliencia y la esperanza.
José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y figura emblemática de la política latinoamericana, falleció este martes a los 89 años luego de batallar contra un cáncer de esófago. Su muerte marca el fin de una era para el progresismo regional. Militante, preso político, guerrillero, presidente, símbolo mundial de la vida sencilla y la coherencia, Mujica fue un personaje irrepetible que transformó su historia personal en bandera de lucha y reconciliación.
De la lucha armada al poder democrático
Inspirado por el comunismo maoísta y el ejemplo cubano, Mujica integró en los años 60 el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), con el que participó en decenas de operativos armados. Fue detenido varias veces y pasó 13 años preso, muchos de ellos bajo condiciones inhumanas durante la dictadura militar.
A partir de la amnistía de 1985, tras el retorno de la democracia, Mujica retomó su actividad política, esta vez por la vía electoral. En 1994 fue electo diputado, luego senador y, finalmente, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, tras vencer en las elecciones de 2009 con el Frente Amplio. Su estilo sobrio, su discurso llano y su compromiso con los valores humanos lo hicieron célebre más allá de las fronteras de su país.
Una vida austera que inspiró al mundo
Mujica vivió siempre en su chacra de Rincón del Cerro, acompañado por su esposa y también dirigente política Lucía Topolansky, y jamás abandonó su célebre Volkswagen Fusca celeste, símbolo de su filosofía de vida. Rechazó lujos, donó gran parte de su salario y defendió un estilo de vida centrado en la solidaridad y el consumo responsable.
Su fama global creció a tal punto que fue invitado a foros internacionales, recibido por Barack Obama en la Casa Blanca, admirado por intelectuales, artistas y líderes de todas partes del mundo, e incluso citado en manuales escolares de países asiáticos como ejemplo de ética política.
Últimos años y legado
Pese a sus problemas de salud, Mujica se mantuvo activo en la política hasta el final. En 2024 sorprendió al postular a la popular periodista Blanca Rodríguez como candidata al Senado, en un gesto de renovación dentro del Frente Amplio. Nunca perdió su popularidad, compartiendo los primeros lugares de imagen positiva con el actual presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou.
Fiel a su estilo, dejó palabras que hoy suenan como testamento: “Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar”.
José Mujica se va como llegó: sin ostentación, sin rencores, pero con la dignidad intacta de quien vivió de acuerdo a sus convicciones. Uruguay y América Latina despiden a uno de sus grandes.

