Milei cede en la batalla cultural y apuesta a aprobar el Presupuesto sin cambios
El Gobierno nacional resolvió priorizar el pragmatismo político y económico y avanzar con el Presupuesto 2026 tal como fue aprobado en la Cámara de Diputados, dejando de lado la insistencia en incorporar el polémico capítulo 11, que incluía la derogación de la Ley de Discapacidad y del financiamiento universitario. La decisión respondió a la necesidad de evitar sobresaltos en los mercados y sostener indicadores clave, como el riesgo país, en momentos en que el ministro de Economía, Luis Caputo, busca retomar el acceso al financiamiento externo.
Javier Milei y Karina Milei terminaron por respaldar el proyecto con media sanción y transformar lo que inicialmente se interpretó como una derrota política en una victoria estratégica. Dentro del oficialismo se impuso la visión de que contar con un Presupuesto —incluso con concesiones— resulta preferible a prolongar la incertidumbre fiscal y legislativa. La alternativa de insistir con los recortes de último momento abría la puerta a una mayor volatilidad económica y a un desgaste político innecesario.
Si bien algunos sectores del Gobierno, vinculados a la llamada “batalla cultural”, veían con buenos ojos avanzar contra leyes sensibles, la mesa política evaluó que el costo político superaba los beneficios inmediatos. En ese marco, la ministra Patricia Bullrich y otros referentes libertarios se opusieron desde el inicio a reabrir debates que ya habían implicado derrotas para el Ejecutivo en el Congreso.
Con el foco puesto en asegurar un enero sin sobresaltos y evitar nuevas tensiones con gobernadores y bloques aliados, el oficialismo apuesta ahora a sancionar el Presupuesto y la ley de inocencia fiscal antes de fin de año o, en su defecto, en febrero. La estrategia busca ganar tiempo para avanzar más adelante en reformas puntuales, mientras se consolida la estabilidad macroeconómica y se mantiene el respaldo político necesario para un año legislativo que se anticipa complejo.
Fuente Clarín

