La “silla vacía”: el duelo que se hace presente en las fiestas
Las celebraciones de fin de año suelen instalar una expectativa social de alegría y reunión que no siempre coincide con el estado emocional de todas las personas. En ese contexto, la ausencia de un ser querido puede adquirir una presencia aún más fuerte, simbolizada en la “silla vacía” que marca la mesa familiar.
La psicóloga María Córdoba, becaria doctoral del CONICET, explica que estas fechas funcionan como una amplificación del duelo. El contraste entre el clima festivo y el dolor interno reaviva emociones ligadas a la pérdida, ya sea por fallecimiento, distancia o ruptura de vínculos significativos. La exigencia social de “estar bien” dificulta muchas veces la posibilidad de transitar el dolor de manera genuina.
La especialista cuestiona además los plazos rígidos que suelen establecerse para considerar “normal” un duelo. Señala que la elaboración de una pérdida no responde a calendarios clínicos y que factores como la situación económica o las responsabilidades cotidianas pueden prolongar el proceso. Aceptar una muerte, aclara, no implica olvidar, sino aprender a convivir con el recuerdo sin que resulte paralizante.
Desde un enfoque narrativo, Córdoba destaca la importancia de la palabra como herramienta para organizar la experiencia y aliviar el sufrimiento. Contar lo vivido permite resignificar la pérdida y construir nuevos sentidos. En ese camino, propone recuperar o crear rituales simples y personales que ayuden a homenajear a quienes ya no están y a validar el dolor propio y ajeno.
Finalmente, advierte sobre la necesidad de saber acompañar a quienes atraviesan un duelo, priorizando la escucha por sobre los consejos apresurados. También subraya que, ante síntomas persistentes de angustia, depresión o ideas suicidas, buscar ayuda profesional es una decisión fundamental para el cuidado de la salud mental.
Fuente: el1digital

