La Patagonia se gana un lugar entre las mejores regiones gastronómicas del mundo
La Patagonia se gana un lugar entre las mejores regiones gastronómicas del mundo.
En un ranking dominado por Europa, la Patagonia argentina logró destacarse como una de las 100 mejores regiones gastronómicas del planeta, según el prestigioso sitio Taste Atlas. El sur del mundo, con su cocina de raíces profundas y sabores únicos, se ubicó en el puesto 100 del listado global, compartiendo espacio con gigantes culinarios como Italia, Grecia y China.
La revista gastronómica internacional elogió especialmente al cordero patagónico al palo, una preparación que resume la esencia de la cocina fueguina y andina: fuego, tiempo y respeto por el producto. “El resultado es una carne jugosa y tierna, rodeada por una piel crocante”, señala el informe. Esta especialidad no es solo un plato, sino una experiencia que se vive en reuniones familiares, restaurantes regionales y festividades tradicionales.

Pero el cordero no está solo. Taste Atlas también destacó otras delicias patagónicas, como la carbonada criolla, la torta negra galesa, la centolla fueguina y la trucha patagónica. Cada uno de estos platos habla del paisaje: del frío austral, del mar helado, de los lagos de montaña y de la historia de inmigrantes que dejaron huella en sus cocinas.
Aunque la Patagonia se ubica al final del ranking, su inclusión es un reconocimiento a una gastronomía que, sin los reflectores de la gran cocina europea, crece con identidad propia. En un mundo que empieza a valorar lo auténtico, lo territorial y lo sustentable, el sur argentino aparece como una joya por descubrir.
En los primeros puestos del ranking se destacaron regiones tradicionales como Campania (Italia), hogar de la pizza napolitana; Peloponeso (Grecia), con sus aceites y vinos; Emilia-Romaña (Italia), con joyas como el Parmigiano Reggiano y el prosciutto di Parma; además de Sichuan (China) y las Cícladas (Grecia), ambas con cocinas regionales de fuerte carácter.
Sin embargo, entre tanto nombre consagrado, la Patagonia argentina dijo presente. Y lo hizo con lo más noble: el fuego, el paisaje, y una cocina que no necesita ostentar para enamorar.

