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La CGT no irá con el PJ y deja en libertad de acción a los gremios

En medio de la tensión por la prisión domiciliaria de Cristina Kirchner, la CGT decidió no participar de la reunión convocada por el Consejo Nacional del PJ para organizar una movilización de apoyo a la ex presidenta. La central sindical también resolvió no convocar a un paro general, aunque dejó en libertad de acción a los sindicatos para decidir su participación en eventuales marchas o medidas de fuerza.

La decisión se tomó este mediodía en una reunión realizada en la Federación de Sanidad (FATSA), antes de que se conociera la disposición judicial que ubicó a Cristina en su departamento de la calle San José. Durante el encuentro, los principales referentes de la CGT expresaron su malestar por lo que calificaron como «desprolijidades» en la convocatoria del PJ, que había sido pautada para el jueves pasado pero fue postergada para este martes.

A través de un comunicado, la CGT expresó su solidaridad con la ex presidenta y convocó a “todos los gremios y trabajadores/as que quieran sumarse a la concentración”. Sin embargo, aclaró que cada gremio podrá definir sus acciones, evitando así una decisión unificada como central obrera.

Entre los presentes en FATSA estuvieron Héctor Daer (Sanidad), Octavio Argüello y Hugo Moyano (Camioneros), Julio Piumato (judiciales), Omar Plaini (canillitas) y Víctor Santa María (encargados de edificios), entre otros. No participaron dirigentes como Carlos Acuña, Andrés Rodríguez y Gerardo Martínez, algunos de los cuales se encuentran en el exterior por la conferencia de la OIT.

La presión interna por un paro fue fuerte. Dirigentes afines al kirchnerismo como Abel Furlán (UOM), Mario Manrique (SMATA) y Sergio Palazzo (La Bancaria) reclamaron una medida contundente, aunque ninguno llamó al paro en sus gremios. Solo sectores por fuera de la CGT, como ATE Capital, SITRAJU, la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores, anunciaron huelgas y participación en la movilización prevista para este miércoles.

La negativa de la CGT a paralizar el país generó incomodidad en el kirchnerismo duro, que buscaba una respuesta más enérgica frente a lo que considera una “proscripción política”. Por ahora, la central obrera optó por una posición intermedia, sin confrontar abiertamente, pero marcando distancia.

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