Han transcurrido 52 años desde la inauguración del Puente General Manuel Belgrano
Esta obra de infraestructura vital para la intercomunicación en la región del NEA, une las provincias de Chaco y Corrientes. Con el paso del tiempo, esta estructura se ha convertido en un elemento simbólico para los habitantes de ambas márgenes del río Paraná. Para la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), además de su valor como símbolo institucional, el puente representa un constante objeto de estudio para diversas disciplinas y constituye un elemento fundamental para el desarrollo de las generaciones futuras.
Es poco probable que el ingeniero francés Jean Courbon, allá por los años 70, haya imaginado el impacto duradero que su proyecto tendría en esta región. Sin embargo, es innegable que el Puente General Belgrano no solo se consolidó como la principal vía de interconexión regional, sino que también impulsó nuevas oportunidades laborales, fomentó el crecimiento económico de las provincias y facilitó el acceso a servicios de salud y educación superior. Asimismo, fortaleció los lazos humanos y sociales, diversificando las interacciones culturales en este extenso territorio mesopotámico.
Este puente, una obra emblemática de la ingeniería y la arquitectura, ha sido adoptado como un ícono representativo por los correntinos. Particularmente en la ciudad de Corrientes, donde las estructuras del puente se integran con la vida cotidiana, se le considera una parte viva de la identidad local. En contraste, en la cabecera chaqueña, aunque no se conecta directamente con la comunidad vecina del Barrio San Pedro Pescador de manera tan íntima, sigue siendo una infraestructura indispensable para los chaqueños, marcando un hito como el primer puente construido en Argentina sobre el río Paraná.
Para conocer detalles únicos y poco difundidos sobre esta obra clave para los habitantes del noreste argentino, UNNE Medios dialogó con Gustavo Vexelman, ingeniero civil con sólida experiencia y pasión por este tema. Este profesional ha dedicado años al estudio del puente y ha recopilado materiales inéditos, incluidos documentos personales y públicos relativos a su diseño y mantenimiento. Vexelman recordó su participación en los trabajos de conservación realizados entre 1986-1987 y nuevamente en 2013-2014. Su conexión con el puente data incluso de su infancia, ya que un tío suyo contribuyó a su construcción original.
Actualmente, la trayectoria de Vexelman lo convierte en una figura recurrente en la Facultad de Ingeniería de la UNNE (FI-UNNE), donde colabora como profesional invitado en la Cátedra de Práctica Profesional Supervisada (PPS), dirigida por el ingeniero Rolando Horacio Biain. En este espacio académico, comparte sus conocimientos a través de clases magistrales centradas en la relevancia estructural e histórica del Puente General Belgrano.
El ingeniero Vexelman no dudó en subrayar la importancia del puente como elemento decisivo para el desarrollo regional. Explicó que originalmente concebido como una carretera tradicional, con el paso del tiempo el puente se ha convertido en una avenida interurbana que enfrenta presiones y demandas muy distintas a las previstas inicialmente. Ante esto, afirmó que es imprescindible avanzar hacia la construcción de un segundo puente interprovincial, calificándola como una necesidad crítica.
Desde hace más de una década, el flujo vehicular en el Puente General Belgrano ha alcanzado niveles extremos que superan su capacidad original. Esto no solo genera complicaciones logísticas, sino que también representa riesgos para la ciudad de Corrientes debido al tránsito pesado que recorre sus principales avenidas. Por ello, Vexelman enfatizó la urgencia de emprender políticas no solo para construir una infraestructura complementaria, sino también para garantizar la conservación y el adecuado mantenimiento del puente existente tras 52 años de servicio ininterrumpido. La gestión integral de ambas acciones será determinante para sostener el progreso y la seguridad en la región.
