Griselda Reynoso destacó su rol de asistencia y negó haber manipulado elementos del crimen
En la novena jornada del juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, Griselda Reynoso se presentó ante el jurado popular y ofreció un testimonio breve pero cargado de emoción. La imputada rompió en llanto mientras aseguraba que lleva más de dos años y medio privada de libertad por un hecho que no cometió. “Hace más de dos años que estoy detenida por algo que no hice. Si hay un culpable, que lo pague”, expresó entre lágrimas.
Reynoso relató su vínculo personal con Marcela Acuña y Emerenciano Sena, quienes según dijo fueron figuras de contención en su vida desde su adolescencia. “Marcela fue como mi mamá, y Emerenciano, como mi papá. Me ayudaron cuando falleció mi abuela, cuando no tenía dinero ni para comprarle un cajón”, recordó.
En cuanto a los hechos investigados, la acusada negó categóricamente haber tenido participación alguna. Aclaró que su tarea en el movimiento se centraba en acompañamiento y asistencia: “Yo abría la puerta, ayudaba con las donaciones, buscaba boletas o ropa para lavar. Nunca hice limpieza ni manipulé nada relacionado con el crimen”. Sobre la jornada del femicidio, explicó que solo había coordinado la entrega de una cama y un colchón mediante Alfredo Aguirre, sin tener contacto con elementos que pudieran involucrarla.
Reynoso también subrayó el impacto personal y familiar de su detención. Su hijo tenía dos años y medio cuando fue arrestada y ahora tiene cinco; además, lleva más de dos años sin poder ver a su madre ni a sus hermanas. Su testimonio concluyó con un pedido claro de justicia: “Quiero estar con mi hija. Si hay un culpable, que lo pague”.
El relato de Reynoso se suma a la serie de testimonios de los acusados que, ante el jurado, han optado por enfatizar sus historias personales y su relación con la familia Sena, dejando en un segundo plano los detalles de los hechos investigados. Su declaración, aunque breve, transmitió la profunda afectación emocional que le provocó estar imputada por un crimen que asegura no haber cometido.

