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Fumata negra en el Vaticano: sin nuevo Papa, el cónclave continúa este jueves

En una jornada cargada de solemnidad, los 133 cardenales electores reunidos en la Capilla Sixtina del Vaticano no lograron un consenso en la primera votación del cónclave papal, lo que se evidenció con la fumata negra que salió pasadas las 20.00 (16:00 en Argentina). Esto significa que ningún candidato alcanzó los dos tercios necesarios —al menos 89 votos— para ser proclamado como el 267º pontífice de la Iglesia Católica.

A partir de este jueves 8 de mayo, los cardenales votarán cuatro veces al día —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta alcanzar una decisión. Se espera que la elección no se extienda más allá de tres a cinco días, como ocurrió en los cónclaves anteriores que eligieron a Benedicto XVI y Francisco.

El cónclave comenzó con el tradicional “extra omnes” (“todos fuera”), que marcó el cierre de puertas y el inicio del aislamiento total de los electores, sin acceso a teléfonos, internet, televisión ni medios de comunicación. En ese momento, hubo un aplauso entre los fieles reunidos en la plaza San Pedro.

Los cardenales, vestidos con el hábito coral rojo, rindieron juramento en latín, primero en conjunto y luego individualmente, con la mano sobre el Evangelio. Posteriormente, guiados por el cardenal italiano Pietro Parolin, invocaron al Espíritu Santo con el “Veni, Creator Spiritus”.

En la Capilla Sixtina, los cardenales votan en silencio, bajo la mirada del fresco del Juicio Final de Miguel Ángel. Cada uno escribe el nombre de su candidato en una papeleta, la dobla y la coloca sobre un plato de plata para depositarla en una urna. Las papeletas se queman: si no hay elección, se agregan químicos para que el humo sea negro; si se elige papa, la fumata es blanca.

En este cónclave no hay un favorito claro. Las tensiones se centran entre los «bergoglistas», partidarios del papa saliente Francisco, y el sector conservador, que ha sido crítico de su papado enfocado en reformas y en una Iglesia más cercana a los pobres.

Los debates y negociaciones no se dan dentro de la Capilla, sino en las comidas y encuentros informales en la residencia Santa Marta, donde los cardenales también están completamente incomunicados.

Francisco designó al 80% de los actuales electores, en lo que constituye el cónclave más grande e internacional de la historia, con representantes de cerca de 70 países. A pesar del hermetismo, el mundo católico sigue expectante a la espera de la fumata blanca que anuncie al nuevo líder de los más de 1.300 millones de fieles.

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