El Tesoro busca recomponer reservas mientras el BCRA sigue en terreno negativo
El Gobierno nacional analiza dos variables centrales para determinar el momento adecuado para volver a comprar dólares y reforzar las reservas antes de fin de año: la evolución de la demanda de pesos y la profundidad del mercado cambiario. Estos factores son monitoreados de cerca por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien busca acumular divisas sin generar tensiones en el mercado.
Según cálculos de la consultora Outlier, en noviembre el Tesoro adquirió alrededor de US$1450 millones, aunque solo US$350 millones provinieron de operaciones de mercado. El resto —unos US$1100 millones— fue aportado por el Banco Central, motivo por el cual las reservas netas, el indicador que sigue el FMI, continúan en retroceso. De acuerdo con un informe de Ieral, al cierre del mes pasado ese saldo negativo rondaba los US$15.600 millones.
En este contexto, los analistas advierten que el desafío para 2026 será determinar si, bajo las condiciones actuales, la entrada de capitales será suficiente para financiar el déficit de cuenta corriente y, al mismo tiempo, permitir una recuperación sostenida de las reservas del Banco Central.
Caputo explicó que la futura acumulación de divisas dependerá del crecimiento de las necesidades de pesos y de la liquidez del mercado. “Si esa compra de dólares es contra aumento de la demanda de dinero, entonces lo vamos a poder hacer contra un pasivo no remunerado”, señaló.
Diciembre suele ser un mes de mayor demanda estacional de pesos, lo que podría dar margen al Tesoro para recomponer depósitos en moneda extranjera sin alterar los precios. Sin embargo, Ieral advirtió que la recuperación sostenida de la demanda de pesos dependerá de la credibilidad del programa económico y su capacidad de generar estabilidad, crecimiento y empleo.
En paralelo, el Gobierno reconoce que las compras deberán ser prudentes: el dólar mayorista cotiza apenas un 4% por debajo del techo de las bandas cambiarias. Una intervención agresiva del Tesoro podría impulsar la cotización y obligar al Banco Central a desprenderse de reservas. “No puedo pretender comprar US$100 millones por día en un mercado que mueve US$200 millones”, ejemplificó Caputo.
El ministro insistió en que las intervenciones deberán ser “inteligentes”, es decir, realizadas de manera tal que no generen volatilidad, no presionen los precios y no afecten al público. “La mejor forma es que sea acompañada por un incremento de la demanda de dinero”, concluyó.

