Espectaculo 

El Eternauta llegó a Netflix: 7 claves para entender su legado antes de ver la serie

La icónica historieta argentina de ciencia ficción cobra vida en una nueva adaptación protagonizada por Ricardo Darín, dirigida por Bruno Stagnaro y ambientada en una Buenos Aires inquietante y transformada.

No es simplemente una adaptación visual. Es una relectura potente y actualizada de una obra que marcó generaciones, tanto por su valor narrativo como por su peso simbólico y político. Desde el 30 de abril, El Eternauta ya está disponible en Netflix, con todos sus capítulos hablados en español y filmados en escenarios reales y digitales que convierten a la ciudad en un personaje más.

1. La publicación original fue un hito cultural

Entre 1957 y 1959, El Eternauta apareció por entregas semanales en la revista Hora Cero. La dupla formada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López combinó, por primera vez, ciencia ficción y crítica social, con referencias claras al contexto argentino.

2. El héroe no es extraordinario, es un reflejo

Juan Salvo, interpretado por Darín, no es un superhombre: es un vecino cualquiera, que juega al truco en Vicente López mientras el mundo colapsa. Este rasgo conecta con la idea de la resistencia desde lo cotidiano, tan presente en el relato original.

3. La nieve mortal: símbolo y amenaza

Todo comienza con una nevada silenciosa que mata al tocar la piel. El recurso narrativo, simple pero brutal, transforma lo habitual en amenaza. Una metáfora de cómo lo más inocente puede volverse arma invisible de control, tanto física como simbólicamente.

4. Una ciudad como campo de batalla

Buenos Aires, en esta serie, no es un decorado: es el espacio en disputa. Calles vacías, plazas reconocibles, estadios emblemáticos: todo es parte de una postal postapocalíptica. Una ciudad que lucha desde su memoria, pero que también representa todas las ciudades posibles.

5. Una historia marcada por la dictadura

Oesterheld fue secuestrado en 1977 y sigue desaparecido. Su legado literario está íntimamente vinculado con la memoria colectiva argentina. La serie recupera no solo su historia, sino también la de sus hijas, en una obra donde el compromiso político atraviesa cada viñeta y cada plano.

En esta producción, el equipo técnico y artístico —con Stagnaro a la cabeza y el nieto de Oesterheld como consultor— busca ser fiel a la atmósfera de la historieta, sin caer en la nostalgia vacía. Se filmó en locaciones reales y sets virtuales, con una fuerte inversión en tecnología para recrear el tono oscuro y amenazante del cómic.

El Eternauta no es solo una serie. Es una advertencia. Un testimonio. Una memoria dibujada y, ahora, también filmada.

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