Corrientes: condenan al empresario que mató a la periodista Griselda Blanco
Condenan a un empresario a 12 años de prisión por el crimen de la periodista Griselda Blanco en Corrientes.
A dos años del brutal asesinato de la periodista Griselda Blanco, la Justicia condenó a 12 años y 6 meses de prisión al empresario Darío Holzweissig, hallado culpable del delito de homicidio simple. La sentencia fue dictada por el Juzgado de Garantías de Curuzú Cuatiá tras un acuerdo de juicio abreviado entre la defensa del acusado y la fiscal Clara Belén Arrúa, titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones Concretas.
La familia de Blanco expresó su disconformidad con la calificación del delito y calificó la condena como insuficiente. La querella había solicitado que el hecho fuera juzgado como femicidio, dado el vínculo entre la víctima y el acusado, así como las circunstancias del crimen.
“Nos duele que no se investigue con perspectiva de género. En un país atravesado por los femicidios, es inexplicable que no se haya considerado esa figura”, sostuvo la abogada querellante Andrea Tribbia. También denunció que la Fiscalía desestimó desde un principio la hipótesis de un femicidio, incluso antes de la audiencia de homologación.
Griselda Blanco fue asesinada el 20 de mayo de 2023 en su vivienda de Curuzú Cuatiá. Tenía 45 años y era una periodista reconocida en su comunidad, con una activa presencia en redes sociales y más de 5.000 seguidores. Su muerte generó una fuerte conmoción local.
El cuerpo fue hallado colgado, con signos de tortura y rastros de sangre en el piso. En un principio, se barajaron posibles represalias por sus investigaciones, ya que días antes había denunciado un caso de mala praxis en un hospital provincial. Sin embargo, la investigación dio un giro cuando fue detenido Holzweissig, dueño de un boliche de la ciudad y con quien Blanco había tenido una relación intermitente. La periodista lo había denunciado anteriormente.
En el domicilio del empresario se halló un celular perteneciente a la víctima, un cuchillo con sangre, un teléfono desarmado y restos de cabello en las manos de Griselda, que más tarde se confirmó que eran del asesino.
