Condena internacional por ataque israelí en Doha
El bombardeo de Israel en Doha, que impactó un edificio utilizado por la dirigencia política de Hamas, generó una ola de rechazo global. El secretario general de la ONU, António Guterres, lo calificó como una “flagrante violación de la soberanía qatarí” y un ataque contrario al Derecho Internacional.
Guterres recordó que Qatar ha cumplido un rol clave como mediador en los intentos de alcanzar un alto el fuego en Gaza y liberar rehenes. “Todas las partes deben trabajar para consolidar la paz, no para destruirla”, advirtió.
El papa León XIV también expresó su preocupación: “Enfrentamos una situación extremadamente grave”, señaló desde Castel Gandolfo, mientras el Vaticano reiteró ante las autoridades israelíes que la solución de dos Estados es la única salida al conflicto.
Líderes europeos se sumaron al repudio. El primer ministro británico, Keir Starmer, denunció que la ofensiva amenaza con una “mayor escalada regional”, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, consideró los ataques “inaceptables, independientemente del motivo”. El gobierno de España se pronunció en el mismo sentido, llamando al “respeto del Derecho Internacional” y a retomar el camino de la diplomacia.
El rechazo fue aún más contundente en el mundo árabe. La Liga Árabe denunció el ataque como “una violación completamente inaceptable” de la soberanía qatarí, y países como Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Kuwait, Líbano, Turquía, Siria e Irak expresaron su respaldo a Qatar, alertando sobre “repercusiones extremadamente peligrosas” para la región.
Israel aseguró que la operación apuntaba a altos mandos de Hamas acusados de planear la masacre del 7 de octubre y coordinar la actual guerra, utilizando inteligencia y armamento de precisión para limitar víctimas civiles. Sin embargo, la ofensiva amplió el conflicto al Golfo Pérsico, abriendo un nuevo foco de tensión internacional.

