Con tasas impagables, las familias recurren a la tarjeta hasta para llenar la heladera
Morosidad récord en créditos y consumo en picada. Con tasas impagables, las familias recurren a la tarjeta hasta para llenar la heladera.
El encarecimiento del crédito golpea de lleno a las familias argentinas. El costo de financiar consumos básicos con tarjetas o préstamos personales ya supera los ingresos y deriva en un incremento de la mora que enciende alarmas en el sistema financiero.
Según datos oficiales, en mayo la morosidad en tarjetas de crédito trepó al 4,2%, más del doble de lo registrado un año atrás. En préstamos personales, la cifra alcanzó el 5,6%. Lejos de frenarse, los incumplimientos continuaron escalando en los últimos meses y las proyecciones privadas anticipan que hacia fin de año el panorama será aún más complicado.
El salto se explica por el fuerte encarecimiento del crédito: las tasas nominales anuales para financiar saldos impagos de tarjetas se ubican entre el 76% y el 90%, aunque el costo financiero total supera cómodamente el 100% con impuestos y cargos administrativos. En préstamos personales, el costo real es todavía mayor: un crédito a cuatro años puede implicar un CFT de más del 140%, incluso para clientes con buen historial.
En la práctica, cada punto adicional de tasa se traslada directamente a los bolsillos familiares. Sin paritaria que compense, la brecha entre ingresos y deudas se amplía y empuja a miles de hogares a incumplir con sus compromisos.
El uso de las tarjetas de crédito no solo creció para financiar gastos extraordinarios, sino también para cubrir consumos básicos. Un informe del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina de la UBA reveló que casi la mitad de los argentinos recurre a las tarjetas para comprar alimentos en supermercados.
El mismo trabajo muestra un retroceso en otros medios de pago: las tarjetas de débito cayeron del 34% al 27% de participación y el efectivo del 20% al 16%. Así, el endeudamiento se convierte en la única vía para sostener la mesa familiar, aun cuando la deuda acumulada se multiplique mes a mes.
La persistente contracción de las ventas mayoristas, con una caída acumulada cercana al 19% desde el inicio de la gestión de Javier Milei, refleja que el consumo interno no logra recomponerse. En los supermercados, pese a un repunte interanual del 6,1% en mayo, las ventas se mantienen 28% por debajo de los niveles de diciembre de 2023.
Una bola de nieve difícil de frenar
El sistema bancario advierte que quienes pagan solo el mínimo de la tarjeta quedan atrapados en una “bola de nieve financiera” que puede extenderse durante años, con intereses que duplican o triplican el capital original.
Si bien los clientes con ingresos estables acceden a condiciones algo más favorables, los sectores de menores recursos o con empleos inestables son los más castigados por el costo del crédito.
La política oficial de mantener las tasas altas como ancla cambiaria agrava el cuadro: frena la recuperación del consumo, multiplica la mora y convierte al endeudamiento en un riesgo mayor.
En este contexto, el desafío de los hogares no pasa por elegir entre consumir o no, sino por cómo administrar deudas que se vuelven impagables. La morosidad creciente no solo expone la fragilidad de los ingresos, sino también el límite de un modelo que empuja a financiar hasta la comida en cuotas.

