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Bolsonaro: ascenso, caída y la posibilidad de un regreso

Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, vivió un ascenso meteórico tras décadas como congresista poco conocido, marcado por su retórica incendiaria y defensa del autoritarismo. En 2018, un atentado durante su campaña consolidó su imagen de outsider y lo llevó a la presidencia, apoyándose en redes sociales y un amplio frente electoral que incluía clase media y baja, evangélicos, militares y sectores empresariales.

Durante su mandato, Bolsonaro implementó políticas proempresariales, debilitó la supervisión ambiental y alineó diplomáticamente a Brasil con gobiernos conservadores como los de Donald Trump, Hungría e Israel. Sin embargo, la pandemia de covid-19 reveló los límites de su gestión: minimizó la enfermedad, resistió medidas de distanciamiento y vacunación y promovió tratamientos no probados, lo que derivó en más de 700.000 muertes entre 2020 y 2023.

El Supremo Tribunal Federal (STF) se convirtió en su principal adversario, con el juez Alexandre de Moraes liderando investigaciones sobre desinformación y amenazas a la democracia, lo que provocó enfrentamientos directos y declaraciones de Bolsonaro en tono amenazante contra las instituciones.

La derrota electoral de 2022 frente a Lula estuvo acompañada de intentos de Bolsonaro de desacreditar el sistema de votación electrónica, bloqueos de carreteras y manifestaciones masivas instigadas por él. En enero de 2023, miles de partidarios irrumpieron en el Congreso, el STF y el palacio presidencial, en un hecho comparado con el asalto al Capitolio estadounidense, mientras Bolsonaro se encontraba en Estados Unidos.

Su caída se consolidó con investigaciones de la Policía Federal y la condena del STF por liderar una conspiración fallida, lo que lo inhabilita para postularse a cargos públicos hasta 2060. Sin embargo, la posibilidad de amnistía o indulto aún mantiene abierta la puerta a su influencia política. Aliados negocian en el Congreso y algunos prometen indultos en caso de ganar elecciones futuras, aunque cualquier medida podría enfrentar desafíos constitucionales y desencadenar conflictos políticos.

A pesar de la condena, la historia reciente de Brasil indica que Bolsonaro sigue siendo un actor relevante, y su capacidad de maniobra política y apoyo popular podrían asegurarle un rol en la política del país, incluso después de su caída formal.

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