Atentado en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972: un hecho que cambió la historia
El 5 de septiembre de 1972, durante los Juegos Olímpicos de Múnich, ocho miembros del grupo terrorista Septiembre Negro ingresaron a la villa olímpica alemana disfrazados como atletas y atacaron la delegación israelí, ubicada en la 31 de la Connollystrasse. Tras asesinar a Moshé Weinberg y Yossef Romano, tomaron como rehenes a nueve atletas y exigieron la liberación de 234 prisioneros.
La operación de rescate en el aeropuerto de Fürstenfeldbruck fracasó y terminó con la muerte de once atletas israelíes, un policía alemán y cinco terroristas. Este episodio convirtió un día de celebración deportiva en una tragedia internacional, dejando al deporte en segundo plano ante la violencia.
El ataque marcó un antes y un después en la seguridad de los Juegos Olímpicos. Alemania, intentando superar el recuerdo de los Juegos de Berlín 1936, había optado por medidas de seguridad mínimas, lo que facilitó la acción terrorista y generó un cambio permanente en la protección de los eventos deportivos.
El atentado también redefinió la cobertura mediática en tiempo real. ABC Sports, liderada por Roone Arledge, pasó de transmitir deporte a narrar una crisis internacional en vivo, mostrando incluso a un terrorista en un balcón. La exposición de la policía alemana en las cámaras influyó en el fracaso del rescate, un dilema ético que marcó un hito en el periodismo deportivo y de crisis. Durante 22 horas, la transmisión mostró el horror, estableciendo un precedente sobre cómo los medios abordan tragedias de esta magnitud.

