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Alerta por el «Pipazo»: la droga barata y devastadora que llegó a la Argentina

La droga conocida como “pipazo” volvió a encender las alarmas en el país, esta vez en Córdoba, tras su presunta vinculación con dos brutales femicidios que conmocionaron a la provincia: los casos de Milagros Basto y Brenda Torres. Esta sustancia, también conocida como paco en otras regiones del país, es altamente adictiva, de bajo costo y provoca un deterioro físico y mental acelerado en quienes la consumen.

La doctora Andrea Vilkelis, jefa de Toxicología del Hospital de Urgencias, la describió como una “droga sucia”, por su composición a base de residuos de cocaína y productos químicos. Se fuma en pipas caseras, muchas veces hechas con materiales tóxicos como plomo, y genera una euforia breve seguida de una fuerte depresión. “En pocas semanas se observan signos de deterioro, ansiedad severa y alteraciones de conducta”, advirtió también el psiquiatra Gustavo Andrade, del hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba.

Los efectos son devastadores e incluyen infartos, ACV, pérdida de peso extrema, debilitamiento del sistema inmune y daño neurológico irreversible. La expectativa de vida de los consumidores frecuentes puede reducirse a menos de un año.

Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), afirmó que el pipazo “anula la parte frontal del cerebro” y que “los consumidores pierden el control y actúan con extrema violencia”. Según explicó, esto contribuye a un aumento de delitos vinculados al consumo, como robos, ataques y hasta homicidios.

En Córdoba, la Justicia y las fuerzas de seguridad ya detectaron cocinas precarias donde se produce y distribuye esta droga dentro de los propios barrios. “No requiere logística sofisticada y se vende a precios ínfimos”, reconoció un investigador judicial. Su expansión también se reporta en Santa Fe, Buenos Aires y Mendoza, donde equipos de salud registran un aumento preocupante en las consultas por consumo en menores de edad.

Carla Rivas, del Observatorio de Consumo Problemático, alertó que “vemos chicos de 12 o 13 años atrapados en el consumo. Esta droga genera dependencia inmediata”. Organizaciones barriales denuncian que la respuesta del Estado es insuficiente. “Los pibes fuman porque no hay contención ni oportunidades. El pipazo está al alcance de cualquiera”, señaló José Pereyra, referente de Villa El Nylon.

Mientras tanto, la sustancia avanza silenciosamente, sumando víctimas jóvenes, desintegrando familias y afectando gravemente a los sectores más vulnerables. El pipazo ya no es una amenaza futura: es una crisis presente que exige medidas urgentes de prevención, contención y rehabilitación.

Cabe destacar que hasta el momento no se han registrado casos en la provincia de Chaco.

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