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A nueve años de la tragedia de Chapecoense

A nueve años del accidente aéreo que marcó para siempre al Chapecoense, el defensor Alan Ruschel, uno de los seis sobrevivientes, volvió a revivir aquel momento que cambió su vida. El 28 de noviembre de 2016, cuando el plantel viajaba rumbo a la final de la Copa Sudamericana, el avión se estrelló y murieron 71 personas.

En diálogo con Marca, Ruschel recordó con crudeza los últimos instantes antes del impacto: “De repente se apagaron todas las luces del avión y quedó un silencio total”. Contó que el piloto había anunciado el aterrizaje, pero el avión seguía dando vueltas sin descender. Tras una fuerte turbulencia y la alarma encendida, el jugador perdió el conocimiento.

Ruschel explicó que ya habían viajado en ese mismo avión durante la copa y que nunca pensaron que algo podía salir mal, aunque admitió que la burocracia para usarlo siempre fue extraña. “Era la primera vez que Chapecoense jugaba una copa internacional, todo era un sueño”, dijo.

El defensor también reconstruyó lo que le contaron los rescatistas: estaba en shock, repetía que tenía frío y sufría un fuerte dolor en la espalda y un brazo, donde tenía un palo incrustado. Al despertar en el hospital, preguntó por sus compañeros, pero los médicos esperaron a que un psicólogo pudiera darle la noticia. “Fue un shock enorme”, afirmó.

Su recuperación fue lenta: primero aprender a caminar, luego correr, hasta volver al campo de juego en el homenaje del Barcelona. “Todo pasó muy rápido”, recordó.

En el museo de la Conmebol, en Luque, una pared recuerda a las delegaciones que dejaron una huella imborrable en el fútbol sudamericano. Allí también está Chapecoense, junto a las tragedias de Green Cross, The Strongest y Alianza Lima, como parte de una memoria que “arde en una llama que nunca se apaga”.

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