A 10 años del gas pimienta: la mancha imborrable del Superclásico
Este 14 de mayo se cumplen diez años del escándalo del gas pimienta, un episodio que marcó a fuego la historia del Superclásico entre Boca y River y dejó heridas aún abiertas. Aquella noche de 2015, durante la revancha por los octavos de final de la Copa Libertadores, un ataque con gas pimienta a los jugadores de River en la manga de ingreso a la cancha obligó a suspender el partido, que jamás se reanudó.
La escena fue dantesca. Ponzio, Vangioni, Funes Mori y el Pity Martínez eran algunos de los futbolistas afectados por el gas, que les causaba ardor en los ojos y en la piel. Las cámaras captaron la desesperación, la bronca y el desconcierto en la Bombonera, mientras el árbitro Darío Herrera pedía “tiempo prudencial”. Finalmente, tras 74 minutos de incertidumbre, el encuentro fue suspendido y la Conmebol le dio los puntos a River, que ya había ganado la ida 1-0.
Una noche manchada
El ataque quedó registrado en video: Adrián “Panadero” Napolitano, un socio de Boca, roció gas pimienta casero desde el alambrado de la manga. En las imágenes también se lo ve acompañado por otro hombre que encendía una bengala. Ambos desaparecieron rápidamente.
La investigación judicial determinó que se trató de un preparado artesanal con ají, pimienta y ácido, y tanto Napolitano como otros tres implicados fueron procesados por lesiones leves agravadas y por impedir un espectáculo deportivo. Boca lo expulsó como socio, y aunque en su momento pidió ser escuchado por el entonces presidente Angelici, jamás se retractó públicamente.
La voz que eligió el silencio
A una década del incidente, Napolitano sigue sin hablar. Varios diarios intentaron entrevistarlo y a accedido a diálogos informales, pero el Panadero prefirió no dar declaraciones. Su panadería en Valentín Alsina sigue funcionando y, según testigos, ha vuelto a La Bombonera en varias ocasiones. Su figura, sin embargo, continúa siendo una sombra polémica entre los hinchas.
El contexto: un clima picante
Ese 2015 había comenzado con una seguidilla de Superclásicos, tanto amistosos como oficiales, cargados de tensión. La polémica también involucró a los directivos de ambos clubes, con cruces públicos entre D’Onofrio y Angelici, y denuncias por el trato recibido en los palcos de la Bombonera.
De la cancha al escritorio
La Conmebol, encabezada entonces por Juan Ángel Napout (otro implicado en el FIFA Gate), sancionó a Boca con la pérdida del partido, el cierre parcial del estadio y una multa económica. En paralelo, figuras como Alejandro Burzaco (CEO de Torneos) y otros actores involucrados fueron parte de la red de corrupción que estallaría tiempo después a nivel global.
Diez años después, el recuerdo sigue vigente y el silencio del Panadero Napolitano es tan elocuente como inquietante. El episodio no solo manchó una serie histórica: cegó para siempre una oportunidad de gloria, en el clásico más pasional del mundo.

