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13 de mayo: día de la Virgen de Fátima, símbolo de fé y esperanza

La Virgen de Fátima es una de las figuras más veneradas del catolicismo. Su primera aparición ocurrió el 13 de mayo de 1917 en Cova da Iria, Portugal, ante tres niños pastores: Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto, originarios del pueblo de Aljustrel.

Este evento marcó el inicio de una serie de apariciones que se repetirían durante seis meses consecutivos, siempre el día 13.

Durante la primera visión, los niños vieron una figura brillante sobre una nube, y escucharon de la Virgen que regresaría cada mes a la misma hora. En las apariciones siguientes, María les confió mensajes espirituales y profecías. En julio, a Lucía se le reveló un secreto; y en agosto, los niños no pudieron acudir a Cova da Iria porque fueron detenidos, por lo que la aparición se trasladó al 19 de agosto en Valinhos.

La sexta y última aparición fue el 13 de octubre de 1917, día en que ocurrió el llamado «milagro del sol», presenciado por miles de personas. Francisco y Jacinta fallecieron poco después debido a la pandemia de gripe española, mientras que Lucía dedicó su vida a la vida religiosa y escribió su testimonio sobre las apariciones, incluyendo tres secretos, los cuales serían divulgados con el tiempo.

El Obispo de Leiria reconoció oficialmente las apariciones en 1930. Lucía, que tomó los hábitos como Sor Lucía, tuvo una experiencia mística en 1929 y reveló dos de los secretos en 1941. El tercero fue guardado por el Vaticano hasta su divulgación por el papa Juan Pablo II en el año 2000. Sor Lucía falleció en 2005 a los 97 años.

El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima se construyó en el lugar de las apariciones. Su construcción comenzó en 1928 y fue consagrado en 1953. Hoy es uno de los centros de peregrinación mariana más importantes del mundo, con numerosas casas religiosas y congregaciones en sus alrededores.


Oración a la Virgen de Fátima:

Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él y a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Madre mía, también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia, un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.

¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tú mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!

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